jueves, 4 de julio de 2013

La indisciplina como aliada en clase

 


 
Él perturba y molesta, pero si trabajamos adecuadamente podremos ayudarle a ganar la clase. Alcanzar las nuevas y los nuevos retos. El mayor de ellos es, probablemente, ganarse la clase y hacerla producir más de lo esperado, creando las condiciones ideales para que todos puedan aprender. Por eso, hemos preparado dos informes para comenzar las clases "con el pie derecho". Sugerencias para convertir el patio en un ambiente educativo real, capaz de reducir la agresividad de los alumnos y ayudarles a ser más participativos y menos rebeldes. Ese es el tema de esta página.



¿Cómo lidiar con las camarillas que no paran de hablar, no participan en las actividades Y, con eso, semana tras semana dejan de hacer la lección? Eso para no hablar de los problemas más graves, como: La falta de respeto dentro en la clase, la agresión verbal y física. La investigación realizada el año pasado, en colaboración con el Ministerio de Educación, reveló que la indisciplina es una de las causas mencionadas por los profesores del fracaso de la planificación inicial."Los límites de la familia!" "Es la televisión que educa a los niños." "¡Ellos no son el final de nada, no hay manera!" ¿Cuántas veces has escuchado (o pronunciado) éstas frases? No hay duda que gran parte del problema pasa por la familia, ausente y disfuncional, los programas de televisión -cada vez más violenta-, y el joven hombre mismo, cuyo carácter esta todavía en formación. Pero saber eso no resuelve el problema. En éste informe se señalan tres maneras de entender y resolver el problema: 

  • La diferencia entre autoridad y autoritarismo
  • La importancia de comprender la necesidad de los jóvenes de expresarse
  • Las ventajas de construir pactos con los niños, todo a su vez, aliado a la indisciplina.

Autoridad construye

Es imposible hablar sin pensar en la indisciplina y en la autoridad. Así como es imposible hablar de autoridad sin una advertencia: No se da por sentado, pero es algo que se construye. Es decir, tener la autoridad es muy diferente de ser autorizada. Decir "no lo hagas", amenazar y castigar 
son actitudes inútiles. El alumno tiene que aprender el concepto de límite -y esto sólo se produce cuando se da cuenta que hay derechos y deberes de todos, sin excepción.
Tengo una buena muestra de cómo hacerlo; Un día, me encontré con mi clase de séptimo grado en plena pelea a causa de una discusión entre las chicas. Una de ellas desafió a "sentar la moralidad." En silencio, les invité a sentarse y empecé una conversación sobre el significado de "moral" (en este caso, el orden). "No esperaban que este debate que se sirve a nosotros para pensar en los límites de nuestras acciones", pensé.
Uno de los obstáculos más frecuentes en el momento de utilizar el mal comportamiento a favor de la educación es una actitud común a muchos profes: indisciplina encarada como un ataque personal. "No podemos ponernos en la misma posición que los jóvenes". Cuando el trastorno se establece, es fundamental actuar con firmeza. ¿Cómo hacer esto? No hay fórmulas establecidas, pero es una buena manera de tratar el caso con los involucrados y las sanciones relacionadas con el acto de que se trate.
El profe tiene que desempeñar su papel - que incluye la disposición a dialogar sobre los objetivos y las limitaciones y para mostrar al alumno lo que la escuela (y la sociedad) esperaba. Sólo aquellos que están seguros de la importancia de lo que se enseña y dominar varias metodologías pueden desatar estos nudos. La solución constituye en proponer a los niños creando escenarios sobre algunos períodos históricos.

¿Bromas o inquietud?

La indisciplina es una de las formas en que los niños y adolescentes tienen que comunicar que algo no está bien. Tras una guerra de papel pueden ser psicológicas o problemas familiares. O una advertencia de que el alumno no está integrado en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Alrededor del 95% de los casos atendidos por el Servicio de Orientación Escolar de la Municipalidad del Río, se resuelven en la propia clase. El truco es convertir el conflicto en un aliado, prestando atención a los jóvenes y ayudarles a entender lo que te molesta.
En general, las escuelas consideran delitos de rebelión a las normas de convivencia o de falta de adaptación a un modelo ideal - ya sea en relación con el ritmo de aprendizaje (principiante rápido que es bueno) o en relación con el comportamiento (sólo quiero los obedientes). El primer paso es darse cuenta de que el malestar es parte inherente de la edad y el proceso de desarrollo y la búsqueda del conocimiento. El segundo, aceptar las diferencias. La adolescencia, en particular, es la etapa de descubrir y probar los límites.
Es nuestro deber decirle a la clase todo lo que cabe la de facilitar la enseñanza, sin embargo, tenemos que demostrar el compromiso de hacer todo aprender. Sólo así los jóvenes a encontrar sentido en contenido y participar más.
Responsablemente, cada uno debe decir lo que quieren y no quieren que suceda el año escolar que comienza. Vale la pena escribir esta carta de intención. Usted puede llamar al mismo contrato o combinados. Las reglas pueden ser válidos para todo el año o para una actividad específica. Al igual que en cualquier diálogo, esto también implica la posibilidad de revisar las posiciones si es necesario. Así que todo el mundo se incorporar y cumplir con las normas de conducta. Y indisciplina que molestó antes, se convierte en un gran aliado. 


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